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LA CONJURA DE LAS CADENAS

Publicado en la Revista Por Cuenta Propia, Azuqueca de Henares, febrero de 2009


“ ...Y la Reina llegó a Jadraque; la Princesa la quiso advertir que llegaba tarde en noche tan fría, y que no estaba prendida a la moda. Escandalizada la Reina del modo de advertir, mandó en voz airada al jefe de la guardia del Rey, que se la apartasen de delante y que, puesta en un coche, la condujesen fuera de los reinos de España, dándole el epíteto de loca...”

Comentarios de la Guerra de España e Historia de su Rey Phelipe V el Animoso.
Vicente Bacallar y Sanna, marqués de San Felipe. 1725
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Cuentan los jadraqueños que su pueblo es cuna de misterios. Y no van muy mal encaminados si, por curiosidad, investigamos uno de los episodios más impactantes de la historia de España, acaecido en nuestra provincia.
El relato tuvo lugar en la turística Casa del Inquisidor, conocida por los lugareños como Casa de las Cadenas. Curiosamente, podemos observar en la fachada que el yelmo que preside su blasón mira hacia otro lado, como si estuviera avergonzado de contemplar cómo en su interior se fragua una escena pavorosa.
Doña Ana María de la Trémouille fue desde su juventud una mujer muy ambiciosa. Nacida en Francia, en 1642, en el seno de una familia versallesca, pronto obtuvo su recompensa en su camino hacia el poder. En 1675, consiguió comprometerse en segundas nupcias con el aristócrata romano Flavio degli Orsini, duque de Bracciano, de quien tomaría el apellido con el cual se haría famosa, “Princesa de los Ursinos”.
En Italia, Doña Ana buscaría las amistades necesarias para colocarse en la corte española. Fue el propio Rey Sol quien la designó Camarera Mayor de la futura reina de España, María Luisa de Saboya. En su nuevo cargo, Doña Ana se fue ganando poco a poco el favor de sus majestades, hasta convertirse en la mejor amiga de la reina. Desde su posición pudo entretejer una red de influencias muy poderosa. De hecho, y pese a no quedar demostrado, se la llegó a acusar de conspirar contra la Corona durante la Guerra de Sucesión.
Cuando la reina María Luisa murió, en febrero de 1714, la Princesa de los Ursinos acrecentó su poder. El pueblo llegó a pensar que los consuelos que dedicaba hacia Felipe V no tenían otro fin que el de ocupar el trono vacante. Pero, cual fue la sorpresa de todos que, tan solo unos meses después, el 13 de septiembre de 1714, el rey de España se casaba de nuevo y por poderes con la princesa Isabel, hija de Eduardo Farnesio, duque de Parma.
El matrimonio en persona tendría lugar en España y se celebraría en Guadalajara y en Nochebuena. La Princesa de los Ursinos, ansiosa por conocer las cualidades de la nueva reina, decidió salir a su encuentro el día de antes. En calidad de Camarera Mayor tomó el camino de Aragón hasta la localidad de Jadraque. La Princesa contaba entonces con 70 años y era la mujer más influyente de la Corte de España. Sin embargo, una muchacha joven y bella, una italiana, venía a disputarle todo lo que había logrado.
La noche era rasa y el viento gélido. Isabel venía con retraso y la paciencia se hizo eterna. La Casa de las Cadenas era demasiado fría para una mujer de sus años.
Finalmente la reina llegó. Las dos mujeres más poderosas de España se veían frente a frente por primera vez. El encuentro fue tenso. Era tarde. El frío y la espera agudizaron la envidia. Las fuentes de la época nos hablan de que la anciana, al realizar una descortés insinuación sobre el vestuario de la reina, desarropada por las penalidades del viaje, fue expulsada de la estancia y escoltada por un guardia del rey hasta la frontera francesa, cayendo en un discurrir errante durante el resto de sus días hasta que, tras una corta enfermedad, falleció en Roma un 5 de diciembre de 1722.
¿Qué ocurrió verdaderamente en Jadraque? ¿Por qué Felipe V se mantuvo al margen? ¿Cómo una de las mayores protagonistas del afianzamiento de los Borbones en España pasó de la gloria al olvido en tan solo un instante? ¿Fueron los enemigos de la Princesa los que urdieron el plan para desbancarla? Lo cierto es que la futura Isabel de Farnesio tuvo, desde entonces, vía libre para ingeniárselas con sus nuevas conjuras. Pero eso es otra historia…

1 comentario:

Anónimo dijo...

No conocía esta historia, y me ha parecido fascinante, como todas...

Un abrazo! Voy a seguir leyendo.

Mabel.