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LA ESPADA DE GUADALAJARA

Publicado en Por Cuenta Propia, Azuqueca de Henares, mes de febrero de 2008
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"Después de la batalla de Camlann, en la llanura de Salisbury,
Arturo pide al caballero Girflet que arroje Escalibor al fondo de un lago,
pues no debe caer en según qué manos. Emerge una mano del agua,
coge la espada, la blande por tres veces y desaparece con ella.
Así, Escalibor ha sido recuperada por la Dama del Lago."

Texto perteneciente a La Vulgata (siglo XIII), libro titulado "La Muerte de Arturo", gentileza de D. Ramón Fernández Dacal


La palabra Escalibor (Excalibur en las ediciones inglesas) procede de la palabra galesa "Caladbolg", que quiere decir "Duro fulgor". Pero debemos retrotraernos mucho más en el tiempo para entroncar con los orígenes del “Mito de la Espada del Lago”. Concretamente fueron los guerreros sármata, jinetes de las estepas orientales de Europa utilizados como auxilia en las legiones romanas, quienes trajeron a occidente la leyenda de “La Espada de Batraz”, dios guerrero que según distintas tradiciones, antes de morir en combate, tira su espada a un lago, o la clava con toda su fuerza en una roca. Desde entonces muchos fueron los episodios históricos en los que la relación de un guerrero con su espada era la protagonista del relato, decantándose más hacia una aproximación legendaria, que a la propia realidad. Este hecho es, en definitiva, el que nos sucede a la hora de contemplar la Espada de Guadalajara, majestuosa y misteriosa a la vez en el tiempo.
Podemos encontrar una réplica en resina en el Museo Provincial de Guadalajara, pero la original está depositada en la Sala nº 5 del Museo Arqueológico Nacional. Tiene una altura de 71,5 cms. y una anchura máxima de 8,7 cms. Su hoja es de cobre arsenical y su empuñadura está rematada en oro con decoraciones geométricas realizadas por un finísimo punzón. Su cronología nos lleva a un periodo medio dentro de la Edad del Bronce, concretamente a fechas muy próximas a la Cultura del Argar. Las primeras noticias que se tienen de ella se remontan a la década de 1930, época en la que al parecer estuvo en poder de un anticuario de Guadalajara, quien la restauró y la tuvo en su poder hasta que fue comprada por D. Ramón Rodríguez Bauza. En el año 1962 el Museo Arqueológico Nacional decidió adquirirla, restaurándola en 1989 en su totalidad, para que hoy pueda ser admirada en su vitrina nº 4 junto a ejemplos de otras espadas argáricas como la Espada de Puertollano.

Sin embargo y a pesar de su belleza, lo que más llama la atención es el misterio que encierra su origen. Existen numerosas teorías sobre quién pudo ser su dueño inicial. Desde luego su propietario tuvo que ser un guerrero muy poderoso, tanto que utilizaría el arma no como un elemento práctico para el combate, sino más bien como un “arma de parada”, es decir, como un símbolo disuasorio que demostraba al enemigo la fuerza de su poseedor. En este sentido la espada pasaría como atributo de poder generación tras generación, ocultándola en última instancia en caso de peligro, evitando que no cayera en manos ajenas. Lo cierto es que la espada, por fortuna, todavía se yergue ante nuestros ojos, hambrienta por incentivar la fantasía de jóvenes y adultos, haciendo de su historia un mito. ¿Sería arrojada a un lago acorde con la tradición sármata? Verdad es que un halo de incertidumbre la ha conservado durante cientos de décadas, ocultándola quizá bajo la protección de la Dama del Lago, quien la preservaría bajo el don de la naturaleza de ser empuñada por manos indignas. Lector, recuerde que “soñar es gratuito y nos mantiene despiertos”.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

buenas,y este mensaje va a ese loco de la prehistoria, el autor de todo esto y el profesor que me recomendó un libro estupendo. Que sepas que la página esta muy bien, ¿eh?.

Saludos de un alumno de Sacedón

Anónimo dijo...

profe me alegro por el blog esta bastante bien y lo de las fotos no me gusta mucho

Anónimo dijo...

Me gusta este artículo sobre la espada de Gadalajara.Nos das mucha información sobre el origen celtíbero de nuestra Alcarria.Gracias y adelante!

Mercedes Tortosa Fernández dijo...

Curiosa arma de incalculable valor,
Que aquel dia en el museo pude contemplar yo;
Esa empunadura de oro decorada,
a mi, en ese instante, me dejo cautivada.
Curiosas leyendas, esconden estos grandes tesoros,
Que tu, con tu infatigable trabajo, Juan Antonio,
Nos descubres, alimentas y desvelas,
Contandonos estos relatos
Dulces, pero al mismo tiempo hermosos.

Anónimo dijo...

¡Hola!

Estaba buscando información por internet sobre la espada de guadalajara y me he sorperndido al reconcer en este blog a mi profesor de Historia de 4º de E.S.O.

Fui alumna tuya en el I.E.S. Buero Vallejo y ahora estoy estudiando tercero de Historia.

Espero que te vaya todo muy bien y me alegro de haber encontrado esto porque por lo que he visto tiene cosas interesantes.

Un saludo!

JUAN ANTONIO GARCIA SANCHEZ dijo...

Es muy bonito que tus antiguos alumnos se acuerden de ti. Muchas gracias por seguir recordandome y si necesitas alguna ayuda no dudes en pedirmela. El año que pase en el Antonio Buero Vallejo con vosotros fue inolvidable. Ademas, espero que muy pronto seas compañera mia en algun instituto.

Por cierto, ¿quien eres? Puedes mandarme un correo personal a la siguiente direccion:
juanantoniogarciagarcia@gmail.com

Gracias por el regalo que me acabas de brindar.

Juan Antonio.