lunes

LOS MENDOZA Y EL MISTERIO DEL TOISÓN

Publicado en revista Por Cuenta Propia, Azuqueca de Henares, mayo de 2009
.
.

Desde que Felipe III, duque de Borgoña y Conde de Flandes, fundara la Orden de los Caballeros del Toisón en 1429, basándose en la antigua Orden de la Jarretera, más de mil han sido los nobles que han pertenecido a su misterioso linaje.
Rodeado de un misticismo legendario propio de su emblema, el Vellocino de Oro de Jasón y sus argonautas, pocos han sido los miembros de la familia de los Mendoza que han ostentado este privilegio, símbolo de la victoria de Gedeón frente a los madianitas.
Sin embargo, aquellos Mendoza que portaron el carnero sacrificado a Dios, han estado perseguidos por los hados del infortunio. Todo un misterio por resolver…
.
.
El primer caballero mendocino en recibir el honor del Toisón fue Don Diego Hurtado de Mendoza y Luna, 3º Duque del Infantado y 156º Caballero de la Orden. Llamado “el Grande”, participó en la conquista de Granada y en las luchas sucesorias tras las muertes de sus majestades los Reyes Católicos. Con la llegada de Carlos V, Don Diego se vio envuelto en la revuelta Comunera, sufriendo la desdicha de tener que desterrar a su primogénito, Don Iñigo López de Mendoza y Pimentel, futuro 4º Dux del Infantado y 193º Caballero del Toisón.
Don Diego Hurtado de Mendoza consiguió el perdón del rey Carlos para su hijo, alojando en el Palacio del Infantado a Francisco I de Francia, capturado como prisionero en Pavía. Por desgracia, su Iñigo no le pondría las cosas fáciles y, al salir de la prisión de Alcocer, comenzó a flirtear con ciertas ideas luteranas y erasmistas, perseguidas entonces duramente por la Inquisición. Incluso, muerto ya su padre, Don Iñigo fue acusado de acuchillar a un alguacil real en Toledo, hecho que le hubiera costado un nuevo arresto, si no hubiera sido por el apoyo de otros nobles castellanos.

La familia alavesa de los Mendoza había crecido como linaje durante la Edad Media, controlando y manteniendo para la Cristiandad las tierras altas castellanas. En el siglo XIV consiguen la condición de “hidalgos” y, tras su apoyo a la dinastía bastarda de los Trastámara, se destacarían como “Grandes de España”.
Pronto, algunos de sus miembros comienzan a hacer valer sus “mercedes”, no solo en el campo de batalla, sino también en otras disciplinas como la cultura y la religión. Así, el miembro más conocido de todos, Don Iñigo López de Mendoza, pasaría a la historia con el famoso título de Marqués de Santillana.
Curiosamente, el 5º Duque del Infantado y 279º Caballero de la Orden del Toisón también se llamaría Don Iñigo López de Mendoza. En cambio, y pese a la suerte de vivir en los reinados del César Carlos y de su hijo, Felipe “el Prudente”, no es recordado por sus aportaciones al campo de las artes, aunque sí lo es en el terreno de las armas, participando en las victorias cruciales que mantuvieron intacto al imperio español.
Sí será homenajeado en el mundo de las letras el último de los Mendoza al que nos vamos a referir. Concretamente hablamos de Don Gregorio María de Silva y Medonza, 9º Dux del Infantado y 566º Caballero del Toisón de Oro. Amante de la pintura y de las mujeres, despilfarrador y pendenciero, a Don Gregorio se le conoce aún más por ser el “mecenas” del famoso pintor Juan Carreño de Miranda, quien le inmortalizó en un cuadro en el año 1666.
Por el contrario, como si de una fecha fatídica se tratase para crear un retrato, especialmente por esos tres últimos seises, su cuerpo y el de otros Mendoza, fueron saqueados por los franceses de la cripta de San Francisco en el año 1813. Ni muertos descansaron en paz...

Hoy, parece que la maldición del Toisón ha dejado tranquila a esta ilustre familia. Pero quien sabe si, en un futuro próximo, la “piel de cordero” no vuelve otra vez a colgar del cuello de sus antiguos dueños, trayendo de nuevo el misterio a la casa de los Mendoza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran poeta el Marqués de Santillana, ¿Verdad?; de esta forma sentenció él:

Fijo mío mucho amado
Para mientes
e non contrastes las gentes,
Mal su grado:
Ama e serás amado,
E podrás
FaÇer lo que non farás
Desamado.