miércoles

JADRAQUE, SUEÑO DE JOVELLANOS

Publicado en Por Cuenta Propia, Azuqueca de Henares, enero de 2009.
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“Yo veo, amigo mío, que se trata mucho de la felicidad pública y poco de los particulares; que se quiere que haya muchos labradores y no que los labradores coman y vistan; que haya muchas manos dedicadas a las artes y oficios, y que los artesanos se contente con un miserable jornal. Estas ideas ponen al pueblo, esto es, a la clase más necesitada y digna de atención, en una condición miserable…”

Jovellanos. “Cartas a don Antonio Ponz” (1790). Fragmento de Carta Sexta.
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Primero de Junio de 1808. Hace un mes que España arde en “libertad”. Toda la nación ha encendido antorcha contra los franceses. La Luz de la Razón se encuentra ya apagada.
Gaspar Melchor de Jovellanos viaja en pos de su Gijón natal. Llega a Jadraque tras un largo viaje por el camino de Aragón. Su destierro en Bellver había dejado profunda huella en su salud. Necesita descansar. Necesita volver a soñar.
Encuentra cobijo en casa de un buen amigo, Don Juan Arias Saavedra. Las aguas de Trillo y el paisaje de Cifuentes le sirven de bálsamo. Su numerosa correspondencia, en cambio, le abruma. Las peticiones que recibe son extremadamente insolentes. Necesita olvidar, reencontrarse con la paz, sentirse libre… Don Manuel Martínez Marina, amanuense y amigo, será su medicina. Juntos volverán a investigar en los libros. Juntos recuperarán la pasión por la pintura. Juntos resucitarán un olvidado espíritu ilustrado y humanista.
La casa de los Saavedra es hermosa; pero fría. Las paredes de sus habitaciones son pulcras; pero desnudas. Hallar un lugar confortable es su único deseo. Por eso crea su propia Saleta. Si el mar y el río reflejan la luz de la naturaleza, el agua será reflejo de su mente. Las paredes de la estancia se convierten en pergaminos de sus pensamientos. El Mediterráneo mallorquín, pero también el Tajo alcarreño y los ríos asturianos son descritos por el pincel con delicada belleza.
Los trazos del escribano siguen fielmente los destellos de su maestro. Está satisfecho; pero se acuerda de su juventud. No entiende la guerra; cuando un hombre puede aferrarse a la escritura... “¡Te cambio tu espada por mi rollo de pergamino!”, dice un caballero a otro ante la atenta mirada de un cazador. Al fondo, de nuevo Bellver.
Su amigo Francisco de Goya le retrató cansado. Y cansado vuelve a encontrarle. ¡La carga de los mamelucos! ¡Los fusilamientos del 3 de mayo! Los horrores de una guerra que no supieron atajar nuestros gobernantes. Maria Luisa, Godoy, Fernando VII, una nobleza corrupta… Todos deben pedir perdón en la Saleta de Jadraque.
Pero la paz no es eterna. El pueblo español reclama sus estrellas. La Junta Central necesita sabiduría. La Independencia espera. En Septiembre, Jovellanos se marcha. Pero en Guadalajara no le olvidarán jamás.
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Mercedes Tortosa Fernández a “Jovellanos”

Arrojo mi conciencia ante vosotros
Fruto de ese germen dorado de Libertad
Mi secreto.....el voraz apetito
Que atraído y seducido por Ella
He luchado hasta este, mi final....

Abatido y triste observo el desfile de desdichas
Expolio de vida consumada.
Mi celosía entre rejas reposa;
Irónico, heroico y patético me siento
Aunque triunfante, por así haberme mantenido
Libre.....que no cautivo.





3 comentarios:

Mercedes Tortosa Fernández dijo...

Enhorabuena por este magnífico artículo:
A nuestro amigo Antonio, por esas tan preciosas y elocuentes fotografías de nuestro protagonista.
Y FELICIDADES a tí, Juan Antonio, porque gracias al PODER LITERARIO y MÁGICO de tu pluma, nos trasladas siempre, como si de una máquina del tiempo se tratase a una época, momento y lugar de nuestra imborrable Historia, en este caso Jovellanos y el pequeño pero encantador pueblo de Jadraque.
Para mí ha sido un placer poder colaborar...

MUCHAS GRACIAS. Merche

Anónimo dijo...

¿Como he podido vivir hasta ahora sin este blog?
Sigue así, estoy leyendo varios de tus artículos.

Argantonios dijo...

Menudo personaje más detestable Jovellanos. Un saludo